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sábado, septiembre 21, 2013
Otra gloria olvidada: Ortega, un "Rey Mago" convertido en mendigo
Publicado a las 9:30:00 p. m. por webmaster
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"Amigos las pelotas (testículos), y entre ellas se golpean". Con esta frase Roberto Eliseo Ortega resume lo que ha sido su vida en los últimos años.
Integrante de los denominados 'Reyes Magos', posiblemente el mejor bloque ofensivo de la historia de Emelec (junto a José Vicente Balseca, Jorge Bolaños (+), Enrique Raymondi y Carlos Raffo (+)), el 'Pibe' Ortega paseó su clase en las principales canchas de América y Europa, pero hoy vive una dramática situación económica, que lo ha llevado a deambular por las calles de Guayaquil.
Con la amabilidad que lo caracteriza nos atiende en su "oficina", una de las bancas situadas en la esquina de 9 de Octubre y García Avilés. Su viejo vestuario complementa una barba sin rasurar, que lo hace aparentar más de los 81 años que en realidad tiene.
No ha probado alimento desde hace dos días. El fuerte calor que azota al Puerto Principal (33 °C) lo lleva a buscar refugio bajo la sombra de un árbol. Allí nos presenta a la 'madrina' Tomasita Plúas, una de las personas que encontraron en la mendicidad un medio para sobrevivir. Este es el ambiente en el que se desenvuelve el otrora futbolista.
Todos los días llega al lugar a las 09:00 y se marcha a las 18:20. Dice que duerme en una casa ubicada en Fertisa, pero un guardia del sector afirma que a veces pernocta en los portales, evadiendo el control de los policías municipales.
Integrante de los denominados 'Reyes Magos', posiblemente el mejor bloque ofensivo de la historia de Emelec (junto a José Vicente Balseca, Jorge Bolaños (+), Enrique Raymondi y Carlos Raffo (+)), el 'Pibe' Ortega paseó su clase en las principales canchas de América y Europa, pero hoy vive una dramática situación económica, que lo ha llevado a deambular por las calles de Guayaquil.
Con la amabilidad que lo caracteriza nos atiende en su "oficina", una de las bancas situadas en la esquina de 9 de Octubre y García Avilés. Su viejo vestuario complementa una barba sin rasurar, que lo hace aparentar más de los 81 años que en realidad tiene.
No ha probado alimento desde hace dos días. El fuerte calor que azota al Puerto Principal (33 °C) lo lleva a buscar refugio bajo la sombra de un árbol. Allí nos presenta a la 'madrina' Tomasita Plúas, una de las personas que encontraron en la mendicidad un medio para sobrevivir. Este es el ambiente en el que se desenvuelve el otrora futbolista.
Todos los días llega al lugar a las 09:00 y se marcha a las 18:20. Dice que duerme en una casa ubicada en Fertisa, pero un guardia del sector afirma que a veces pernocta en los portales, evadiendo el control de los policías municipales.
Ortega fue uno de los reyes en la época de oro de Emelec; hoy vive en un mundo de mendigos.
Asegura que no le guarda rencor a nadie y acepta que su situación actual se debe, en parte, a la forma en que llevó su vida cuando era joven.
"No soy borracho, nunca tuve vicios, pero viví el presente olvidando que hay un futuro. Por eso le recomiendo a los futbolistas que ahorren, porque uno nunca sabe lo que pasará mañana", reflexiona.
Uno de los capítulos más tristes de su vida lo sufrió el jueves anterior, cuando se enteró de que su gran amigo Carlos Alberto Raffo había fallecido y no pudo acompañarlo hasta la última morada.
"Un señor me dio la noticia y al principio no le creí. Le dije que al 'Flaco' (Raffo) lo habían matado tantas veces... luego lo confirmé leyendo los diarios de la esquina (en el puesto de un canillita). Fui al cementerio, quise estar junto a él, pero no ingresé porque la vestimenta que tengo no es apropiada para una ocasión así. No pude acompañar a mi amigo en su último gol", se lamenta, mientras lucha por contener el llanto. "Me han dejado solo", añade. "Por aquí pasan muchas personas, incluso algunos dirigentes de Emelec. Hay quienes me saludan, pero nadie me ayuda. No les estoy pidiendo que me regalen nada, solo quisiera un trabajo que me permita vivir con dignidad".
Asegura que no le guarda rencor a nadie y acepta que su situación actual se debe, en parte, a la forma en que llevó su vida cuando era joven.
"No soy borracho, nunca tuve vicios, pero viví el presente olvidando que hay un futuro. Por eso le recomiendo a los futbolistas que ahorren, porque uno nunca sabe lo que pasará mañana", reflexiona.
Uno de los capítulos más tristes de su vida lo sufrió el jueves anterior, cuando se enteró de que su gran amigo Carlos Alberto Raffo había fallecido y no pudo acompañarlo hasta la última morada.
"Un señor me dio la noticia y al principio no le creí. Le dije que al 'Flaco' (Raffo) lo habían matado tantas veces... luego lo confirmé leyendo los diarios de la esquina (en el puesto de un canillita). Fui al cementerio, quise estar junto a él, pero no ingresé porque la vestimenta que tengo no es apropiada para una ocasión así. No pude acompañar a mi amigo en su último gol", se lamenta, mientras lucha por contener el llanto. "Me han dejado solo", añade. "Por aquí pasan muchas personas, incluso algunos dirigentes de Emelec. Hay quienes me saludan, pero nadie me ayuda. No les estoy pidiendo que me regalen nada, solo quisiera un trabajo que me permita vivir con dignidad".
Durante algunos años laboró como administrador del polideportivo de Los Samanes, pero cuando el argentino Gabriel Perrone asumió la dirección técnica de Emelec pidió que lo retiren, porque "no quería a nadie ajeno al equipo" en ese lugar.
Hace algunos meses se informó que una hija del 'Pibe' Ortega, que actualmente reside en Colombia, llegaría al país para llevarse a su padre a tierras 'cafeteras', pero hasta el momento ese ofrecimiento no se ha cumplido.
Los días pasan, su salud se deteriora, pero él no se deja vencer. El orgullo argentino lo obliga a seguir luchando. A veces se lo ve en el palco de prensa del estadio Capwell apoyando a su querido Emelec, aunque no reciba nada a cambio.
Hace algunos meses se informó que una hija del 'Pibe' Ortega, que actualmente reside en Colombia, llegaría al país para llevarse a su padre a tierras 'cafeteras', pero hasta el momento ese ofrecimiento no se ha cumplido.
Los días pasan, su salud se deteriora, pero él no se deja vencer. El orgullo argentino lo obliga a seguir luchando. A veces se lo ve en el palco de prensa del estadio Capwell apoyando a su querido Emelec, aunque no reciba nada a cambio.
Fuente: Expreso
