jueves, marzo 03, 2016
El "Ñato" en Emelec: Tres meses que se prolongaron para siempre [VIDEO]
Publicado a las 8:00:00 p. m. por webmaster
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Hace un cuarto de siglo, el periodista argentino Jorge Barraza entrevistó a Eduardo 'Ñato' García para una edición especial de la revista El Gráfico dedicada a Emelec. Esta es la reproducción de esa charla con el ídolo 'eléctrico', fallecido el viernes anterior en Guayaquil.
'Ñato', en el Río de la Plata, es de nariz achatada. Pero la gracia rioplatense suele apodar a las personas justamente por su característica opuesta. Y como Eduardo García prometía tener una de esas narices singulares (como la mía), de botija nomás le quedó el apodo que lo seguirá de por vida: el 'Ñato'. Entra gente, sale gente, la parrilla de Urdesa es un clásico de Guayaquil. Y todos igual, “Hola, 'Ñato'”, “Chao, 'Ñato'”. El cariño se mantiene inalterable. En días pasados quedamos con Miguel Brindisi en ir a cenar. Le consulté si le parecía bien la parrilla del 'Ñato'. “Prefiero ir a otro lado, ahí son todos de Emelec”, me contestó. Y me gustó. Me encantó que el DT de Barcelona prefiriera no ir a abrevar en las fuentes de su eterno rival. Al mismo tiempo me dimensionó lo que es Eduardo García: el Emelec mismo. El 'Ñato' es uno de los más grandes símbolos emelecistas de todos los tiempos.
'Ñato', en el Río de la Plata, es de nariz achatada. Pero la gracia rioplatense suele apodar a las personas justamente por su característica opuesta. Y como Eduardo García prometía tener una de esas narices singulares (como la mía), de botija nomás le quedó el apodo que lo seguirá de por vida: el 'Ñato'. Entra gente, sale gente, la parrilla de Urdesa es un clásico de Guayaquil. Y todos igual, “Hola, 'Ñato'”, “Chao, 'Ñato'”. El cariño se mantiene inalterable. En días pasados quedamos con Miguel Brindisi en ir a cenar. Le consulté si le parecía bien la parrilla del 'Ñato'. “Prefiero ir a otro lado, ahí son todos de Emelec”, me contestó. Y me gustó. Me encantó que el DT de Barcelona prefiriera no ir a abrevar en las fuentes de su eterno rival. Al mismo tiempo me dimensionó lo que es Eduardo García: el Emelec mismo. El 'Ñato' es uno de los más grandes símbolos emelecistas de todos los tiempos.
¿Cómo fue su llegada a Emelec, Eduardo?
Casualidad, destino, no sé... Yo apuntaba bien en Peñarol. No bien llegué de Colonia, el húngaro Emérico Hirschl, que era el técnico del primer equipo. Me llevó a entrenar con los profesionales. Tenía un susto bárbaro, imagínate, recién había cumplido 17 años (1962) y alternaba con Pedro Rocha, Alberto Spencer, Juan Joya, Néstor Gonçalves, todos esos fenómenos. Solo tenía un arquero delante mío, Luis Maidana, uno de los grandes que tuvo Peñarol.
¿Por qué saliste, te tapó Ladislao Mazurkiewicz?
No. El 'Ruso' era suplente mío (lo dice forzado, en tono bajito, luchando porque el orgullo o la verdad no parezcan fanfarronería. Tipo sin poses. Lindo personaje el 'Ñato'. Buenazo, humildón). Yo fui al Sudamericano juvenil de 1964 como titular y capitán de Uruguay. Mazurkiewicz quedó en el banco. Pasó que a poco de llegar al primero me rompí los meniscos. Ahí sí Peñarol lo compra a él para cubrir mi puesto. Cuando me repuse, como para que tomara ritmo de nuevo, Peñarol me dio a préstamo a Emelec, solo por la Copa Libertadores. Fue en 1968. Vine por tres meses (arribó en diciembre de 1967) y me quedé para toda la vida.
Casualidad, destino, no sé... Yo apuntaba bien en Peñarol. No bien llegué de Colonia, el húngaro Emérico Hirschl, que era el técnico del primer equipo. Me llevó a entrenar con los profesionales. Tenía un susto bárbaro, imagínate, recién había cumplido 17 años (1962) y alternaba con Pedro Rocha, Alberto Spencer, Juan Joya, Néstor Gonçalves, todos esos fenómenos. Solo tenía un arquero delante mío, Luis Maidana, uno de los grandes que tuvo Peñarol.
¿Por qué saliste, te tapó Ladislao Mazurkiewicz?
No. El 'Ruso' era suplente mío (lo dice forzado, en tono bajito, luchando porque el orgullo o la verdad no parezcan fanfarronería. Tipo sin poses. Lindo personaje el 'Ñato'. Buenazo, humildón). Yo fui al Sudamericano juvenil de 1964 como titular y capitán de Uruguay. Mazurkiewicz quedó en el banco. Pasó que a poco de llegar al primero me rompí los meniscos. Ahí sí Peñarol lo compra a él para cubrir mi puesto. Cuando me repuse, como para que tomara ritmo de nuevo, Peñarol me dio a préstamo a Emelec, solo por la Copa Libertadores. Fue en 1968. Vine por tres meses (arribó en diciembre de 1967) y me quedé para toda la vida.
¿Y después qué, 'Ñato'?
Entré bien acá (en Emelec). Llegué y empezaba un cuadrangular, creo que contra unos checoslovacos (la selección de ese país). Empatamos a cero y paré muchas, me aplaudieron. En 1969 me compró Nacional y me volví a Montevideo.
¿Te compró definitivo?
Sí, pero las cosas andaban mal allá, no cobrábamos, así que por las mías nomás me saqué un pasaje y me vine de nuevo acá. Me había ido muy bien, estaba adaptado, me gustaba.
¿Te viniste sin que te compraran el pasaje?
Sí, un poco de prepotencia. Hablé con la gente de Emelec, y como Nacional debía la mayor parte del dinero del pase, se facilitaron las cosas. Y en este club (Emelec) me quedé hasta que me retiré, incluso mucho después porque fui técnico (campeón en 1979) y hasta dirigente. En una época era técnico, gerente, arquero y hasta utilero, porque el club andaba mal.
Pero hubo épocas de gloria.
Claro. En 1972 fuimos campeones (con el técnico ecuatoriano Jorge Lazo). Fue el mejor equipo que integré. Yo, Echeverría, Félix Lasso y Pedro Prospitti. También alternaba Marcos Guime. El uruguayo Luis Lamberck y Prospitti, ya sabes, argentino. ¡Cómo jugaba Prospitti!, ¡cómo le pegaba! No entrenaba mucho, pateaba nomás, pero la ponía donde quería. Cada vez que teníamos un tiro libre, iba Pedro (Prospitti) y pum, gol. Cada vez que teníamos un tiro libre, iba Pedro (Prospitti) y pum, gol. Lástima que tomaba mucho. Era otra época, menos profesionalismo, menos estado físico que ahora. Después, en 1979, fuimos otra vez campeones. Ahí yo era arquero y técnico.
Entré bien acá (en Emelec). Llegué y empezaba un cuadrangular, creo que contra unos checoslovacos (la selección de ese país). Empatamos a cero y paré muchas, me aplaudieron. En 1969 me compró Nacional y me volví a Montevideo.
¿Te compró definitivo?
Sí, pero las cosas andaban mal allá, no cobrábamos, así que por las mías nomás me saqué un pasaje y me vine de nuevo acá. Me había ido muy bien, estaba adaptado, me gustaba.
¿Te viniste sin que te compraran el pasaje?
Sí, un poco de prepotencia. Hablé con la gente de Emelec, y como Nacional debía la mayor parte del dinero del pase, se facilitaron las cosas. Y en este club (Emelec) me quedé hasta que me retiré, incluso mucho después porque fui técnico (campeón en 1979) y hasta dirigente. En una época era técnico, gerente, arquero y hasta utilero, porque el club andaba mal.
Pero hubo épocas de gloria.
Claro. En 1972 fuimos campeones (con el técnico ecuatoriano Jorge Lazo). Fue el mejor equipo que integré. Yo, Echeverría, Félix Lasso y Pedro Prospitti. También alternaba Marcos Guime. El uruguayo Luis Lamberck y Prospitti, ya sabes, argentino. ¡Cómo jugaba Prospitti!, ¡cómo le pegaba! No entrenaba mucho, pateaba nomás, pero la ponía donde quería. Cada vez que teníamos un tiro libre, iba Pedro (Prospitti) y pum, gol. Cada vez que teníamos un tiro libre, iba Pedro (Prospitti) y pum, gol. Lástima que tomaba mucho. Era otra época, menos profesionalismo, menos estado físico que ahora. Después, en 1979, fuimos otra vez campeones. Ahí yo era arquero y técnico.
Se me hace que de Guayaquil no te vas más.
No creo, acá está mi vida, mis cuatro hijos; vine acá a los 21 años. Acá me hice hombre. Además, me nacionalicé .
Eso es un orgullo. Jugué para Ecuador la eliminatoria del Mundial Argentina 1978.
Nos ganó Perú porque tenía un equipazo inolvidable: Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz, Juan Carlos Oblitas, José Velásquez, César Cueto, Juan José Muñante, que fue el mejor puntero derecho que vi en mi vida.
La gente de Emelec, que cuida y recuerda a sus ídolos, te adora, incluso uno de los sectores del nuevo estadio llevará tu nombre; hasta te ofrecieron el comedor de la zona de suites, ¿eso se percibe?
Cómo no, el cariño de la gente es algo muy lindo. Yo también aporté lo mío. En 1988 fui dirigente. Traje tres uruguayos y salimos campeones nuevamente. El arquero Javier Baldriz, Rubén Beninca, que fue el goleador, y Miguel Falero. Cuando llegué con Falero casi me pegan, no lo querían. Yo les dije: si no funciona, el contrato de él lo pago yo. Fue un fenómeno, el cerebro del equipo. Pero el orgullo más grande que tengo es que acá todos los años, por norma, se cambian los tres extranjeros del equipo.
Un poco para darle nuevas expectativas al hincha. Pese a eso me quedé doce años, un mérito de pocos.
No creo, acá está mi vida, mis cuatro hijos; vine acá a los 21 años. Acá me hice hombre. Además, me nacionalicé .
Eso es un orgullo. Jugué para Ecuador la eliminatoria del Mundial Argentina 1978.
Nos ganó Perú porque tenía un equipazo inolvidable: Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz, Juan Carlos Oblitas, José Velásquez, César Cueto, Juan José Muñante, que fue el mejor puntero derecho que vi en mi vida.
La gente de Emelec, que cuida y recuerda a sus ídolos, te adora, incluso uno de los sectores del nuevo estadio llevará tu nombre; hasta te ofrecieron el comedor de la zona de suites, ¿eso se percibe?
Cómo no, el cariño de la gente es algo muy lindo. Yo también aporté lo mío. En 1988 fui dirigente. Traje tres uruguayos y salimos campeones nuevamente. El arquero Javier Baldriz, Rubén Beninca, que fue el goleador, y Miguel Falero. Cuando llegué con Falero casi me pegan, no lo querían. Yo les dije: si no funciona, el contrato de él lo pago yo. Fue un fenómeno, el cerebro del equipo. Pero el orgullo más grande que tengo es que acá todos los años, por norma, se cambian los tres extranjeros del equipo.
Un poco para darle nuevas expectativas al hincha. Pese a eso me quedé doce años, un mérito de pocos.
Fuente: El Universo
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