martes, septiembre 26, 2006
Cevallos contra Mondaini: cuando surge el delincuente que todo barcelonista lleva en su interior (y/o exterior)
Publicado a las 6:09:00 p. m. por webmaster
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El Clásico del Astillero que se jugó el domingo anterior dejó varias cosas en claro. Por ejemplo, que si el arbitraje es medio decente (no pedimos perfección, solo decencia), los partidos terminan sin incidentes en el público. También es obvio ahora que el estadiucho Monumental solo se llena cuando juega Emelec (a menos que los amarillentos usen los ganchos de a 10x1 para que los hinchas barceloquistas lleven a sus maridos, novios, proveedores de drogas, machos castigadores, oficiales de custodia y hasta a sus suegras), lo cual constituye OTRA razón para decir que ese estadio también le pertenece al Emelec. Deberíamos pensar en un buen nombre para nuestro segundo estadio, y quitarle ese nombre de viejo fracasado que tiene ahora.
Lo cual me lleva al siguiente punto: todo el mundo odia a Barcelona, pero la persona de la que ese equipo tiene que cuidarse más se llama... ¡Isidro Romero!. Basta con que ese ridículo con acento español (bastante forzado, por cierto) esté presente y/o haga declaraciones triunfalistas ante la prensa, para que al equipo de mierda ese le vaya como a perro en misa ante un humilde pero esforzado Emelec.
Pero la conclusión a la que el país entero llegó después de ver el Clásico es que a Cevallitos le bastan unos cuantos minutos de desesperación para que se le salga el delincuente que lleva dentro.
Si, a Cevallos, el ex-arquero de la Selección Nacional de Fútbol, el que fracasó estrepitosamente en el Once Caldas (seguramente porque el equipo le quedó grande), el que fue banqueado por Edwin "ni en el Quito me quieren" Villafuerte así como él banqueó al "PRE-stañita" Morales, en una prolongada cadena de escaldados y arribistas. Si, ese mismo.
No pudo esperar a que termine el partido para avalanzarse sobre Mondaini para sujetarlo de a poco, empezando por la camiseta. Luego un abrazo que se transformó en una llave, o "puesta de brazo" típica de quienes te van a robar el celular o la billetera. Pero como dudo mucho que Mondaini tuviera en ese momento alguna de esas cosas, asumo que lo que quería Cevallos es robarle la camiseta, un autógrafo, un beso, un hijo... yo que se.
Lo que si está clarísimo es que esa agresión (que al ser vista en cámara lenta parece intento de homicidio por la forma en que lo toma del mentón como si quisiera romperle el cuello al estilo Steven Seagal), lo hizo merecedor de la tarjeta roja más idiota de toda la temporada. Claro que la posterior "teatralización" que Mondaini le aplicó al incidente le dió mayor contundencia a la decisión del árbitro. Pero eso no le resta "bestialidad" al hecho de que un arquero con el gran historial de fracasos en Clásicos del Astillero que tiene Cevallos, se comporte tan histéricamente, como si fuera su primera caída ante Emelec. Qué poco profesionalismo de este individuo.
Ahora, con la cabeza fría y las miradas recelosas y acusatorias de todos los que lo rodean (además de la prensa y los hinchas, claro), no le queda más que aceptar que cometió una tontería por pura envidia y desesperación ante un Emelec que ha sido superior en los 4 encuentros del 2006. ¿Con qué cara podría exigir que no se lo sancione? Esto es lo que aparece en el sitio de Super K800 al respecto:
“La comisión puede sancionar lo que quiera, yo no estoy pendiente de lo que puedan decidir”, aseguró. “Yo no soy reincidente, mi anterior expulsión contra El Nacional fue por doble amarilla”.
Tampoco está interesado en seguir el partido entre Emelec y Liga de Quito para especular con un posible regreso al liderato de la tabla. “A nosotros no nos interesa juegue quien juegue, nosotros tenemos que ganar los quince puntos que nos quedan por delante para clasificar con tres puntos de bonificación a la liguilla final”.
Lo que Cevallos si lamenta es la derrota y la perdida de la punta contra su acérrimo rival, en especial por la hinchada amarilla al “no haberles dado la alegría que merecían ellos, que gritaron, nos animaron y aplaudieron durante todo el partido, y a pesar del resultado no nos despidieron con insultos porque vieron la entrega que tuvieron los jugadores en la cancha”.
En cuanto a Mondaini lo calificó como “una persona inteligente que supo aprovechar nuestra desesperación y la mía especialmente”. A su vez fue bastante sincero al aceptar que después de la tarjeta roja se acerco al argentino para provocarlo pero que este fue más “vivo” y se tiró al piso primero.
“Me equivoqué, pero creo que en términos generales no influyó en el termino del partido, eso si me hubiera preocupado”. Para finalizar señaló que los niños de su academia le preguntaron por el incidente. “En un principio no sabia que decirles, pero al final les dije que eso no se hace”.
La verdad, yo pensaría dos veces antes de dejar a mis hijos en las manos de... ¡del Ecuador!