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martes, septiembre 18, 2007

La única "guerra avisada" que sí mató a alguien...

Publicado a las 9:25:00 a. m. por webmaster

El Clásico del Astillero es, sin duda, el partido de fútbol de mayor trascendencia en el fútbol ecuatoriano. No importa si Emelec y/o Barcelona se encuentran en el fondo de la tabla, o si están tratando de apoderarse del liderato del torneo. Sus encuentros siempre atraerán la atención de gran parte de la afición futbolera ecuatoriana, incluyendo a aquellos que no son hinchas de ninguno de los dos equipos.

Por esa razón, cuando alguien hablaba de un Clásico del Astillero, lo primero que venía a la mente de los hinchas amarillos y azules era la palabra "fiesta". Si, una fiesta en donde además de buen fútbol, podríamos apreciar todo lo que caracteriza a la rivalidad entre las 2 hinchadas mas grandes del Ecuador, cuya rivalidad ya sobrepasa los 60 años.

Tal vez por eso, nadie le dio demasiada importancia a estos titulares, publicados por Diario Expreso, el domingo 16 de septiembre del 2007, en los que se replicaban declaraciones de los líderes de "barra brava" de Barcelona:


y de Emelec:

Ninguno de los entrevistados intentó siquiera ocultar que adquirirían bengalas para usarlas durante el Clásico. Y a nadie se le ocurrió detener esta iniciativa, ni por que está prohibido por la ley (no se puede ingresar con explosivos ni artefactos de pirotecnia en los escenarios públicos), ni por la simple lógica de que el uso de bengalas es muchísimo más peligroso cuando se lo realiza en un lugar en donde hay más de 65.000 personas con los ánimos exaltados. Todo esto puede ser atribuido al hecho de que, como ya dije, todos estábamos dispuestos a observar una fiesta del fútbol ecuatoriano, así que nadie puso demasiada atención en este detalle.

Y es que, ¿quién podría haber siquiera imaginado que gente desadaptada, tanto de Emelec como de Barcelona, usaría bengalas de gran tamaño para atacar a otras personas? ¿A quién se le hubiera ocurrido pensar que exista gente mentalmente enferma, tanto como para apuntar hacia una multitud con un arma de fuego creada para elevar sus proyectiles con la suficiente fuerza para elevarse cientos de metros? Creo que a nadie.

Pero el hecho de que nadie lo haya pensado, no justifica la ineptitud de la Policía, cuyo control fue burlado por quienes ingresaron estos artefactos que terminaron convirtiéndose en armas mortales. Tampoco justifica a la dirigencia de Barcelona, responsable directa de la organización del encuentro futbolístico, y financista de sus barras bravas, según denuncian algunos sectores de prensa. Varios sectores de la opinión pública han optado por culpar únicamente a la Policía, o únicamente a la dirigencia. Pero no. La culpa es de ambos.

La culpa también es de ambas barras bravas, que olvidaron que, más allá de la tradición, la rivalidad y la necesidad de ganar, el Clásico del Astillero no es más que un simple partido de fútbol, y que los hinchas del equipo contrario no son enemigos a los que se debe destruir. Son gente como nosotros, con una vida propia, con familia, con amigos, con sueños y proyectos personales que anhelan cumplir, y que no merecen ser truncados por el odio infundado de hinchas estúpidos, cuya capacidad mental no es suficiente como para medir las consecuencias de sus actos. Hinchas como aquellos que hirieron a 2 aficionados amarillos, que actualmente se recuperan (ojalá muy pronto) en un hospital de Guayaquil. Hinchas como los que lanzaron una bengala dirigida a Marcelo Elizaga, la cual pasó a pocos centímetros de la cabeza del arquero azul. E hinchas como aquel que, en su afán de hacer daño, lanzó la bengala fatal, que iba dirigida a una multitud de hinchas de Emelec, pero que se desvió y terminó llevándose la vida de Carlos Cedeño, y dejando un vacío imposible de llenar en su casa, en su aula de clases, y en las vidas de sus parientes y amigos. Para ellos y para muchos de nosotros, el Clásico del Astillero ha dejado de tener relación con la palabra "fiesta".

El despreocupado anuncio de que se llevarían bengalas al Clásico, hecho por Alvarado (AgruPasión Torera) y Cavanna (Boca del Pozo) y publicado por Diario Expreso, constituyó el primer aviso de que la guerra entre ambas hinchadas era inminente. La guerra estaba avisada, pero esta vez, gracias a la irresponsabilidad de mucha gente, sí mató a alguien.

Descansa en paz, Carlos Cedeño, hincha de Emelec.



Comunidad azul



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