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viernes, mayo 31, 2013

25 años del "Monumentalazo", la eterna vergüenza de barcecopia

Publicado a las 1:13:00 p. m. por webmaster

Editorial de Antonio Ubilla. Publicado por PP El Verdadero

La aspiración contenida durante décadas de la afición ‘torera’, la más numerosa del país, era la de tener su propio estadio. Por una gestión gubernamental clave del entonces presidente, el Ing. León Febres-Cordero, sumada a un importante aporte económico que se dio de la empresa privada, el Barcelona SC podía tener ya su casa, su reducto.

Es un criterio compartido por muchos, que los estadios se inauguran cuando por primera vez se disputa un partido de fútbol en su grama, es por eso que la fecha de inauguración quedó registrada un domingo 27 de diciembre de 1987, cuando se enfrentaron, después de las presentaciones artísticas y discursos pertinentes, los equipos de Peñarol de Uruguay y el Barcelona SC, el dueño de casa.

Aquella fue la primera vez que se jugó, los ‘charrúas’ le ganaron a los porteños 3-1 en aquella tarde. Las obras continuaron con toda la celeridad propuesta, se terminó la cubierta, las instalaciones de baterías sanitarias, suites y toda la infraestructura del edificio.

Para fines de mayo de 1988 se programó la realización de un cuadrangular internacional que se denominó torneo Inauguración, con la presencia nuevamente de Peñarol, del FC Barcelona de España y otro invitado, el acérrimo rival de los ‘toreros’, el CS Emelec.


En extraordinaria jornada con todas las luces y destellos de una apoteósica fiesta, se desarrolló el 26 de mayo el encuentro entre Barcelona local y el catalán, logrando los guayaquileños una gran victoria de 2-1.

El 27 de mayo, los ‘eléctricos’ derrotaron 2-1 a Peñarol, en una noche de doblete anotador de Ney Raúl Avilés.

De esta manera, el cuadrangular tenía un encuentro especial, se medían dos equipos guayaquileños, dos conjuntos tradicionales, los rivales de barrio, se trataba de un espectáculo incomparable, el Clásico del Astillero, importante eslabón de la cultura de la ciudad y del país, se enfrentaban en la final, y pasaría a ser el primer Clásico en el nuevo estadio.

BARCELONA 0 EMELEC 1
Domingo 29 de mayo de 1988, los equipos del Astillero saltaron a la cancha con estas formaciones:

‘CANARIOS’: Carlos Luis Morales; Jimmy Izquierdo, Jimmy Montanero, Hólger Quiñónez, Claudio Alcívar; Tulio Quinteros, Toninho Vieira, Galo Vásquez; Mauricio Argüello (luego ingresó Johnny Proaño), el argentino Jorge Alberto Taverna y Luis Ordóñez.

‘AZULES’: En el arco el uruguayo Javier Baldriz; Ciro Santillán, Kléber Fajardo, Urlin Cangá, Pedro Pablo Batallas; José Federico Minda (luego Ivo Ron), el uruguayo Miguel Falero (luego Elías de Negri), Enrique Verduga, el también uruguayo Rubén Beninca; Ney Raúl Avilés, Jesús Cárdenas (luego Eduardo Aparicio y Luis Castillo).

El estadio lucía completamente lleno, sin espacio para más espectadores, el clima de Clásico estaba instalado en las gradas, era una celebración espectacular, con un preliminar de lujo, con victoria de FC Barcelona 4-1 sobre Peñarol, es decir contaba con todos los ingredientes necesarios para una velada inolvidable.

Tuvo la tónica de casi todos los clásicos, fue un partido disputado, trabado, con algunos roces, muy parejo, hasta que en el minuto 71, una gran habilitación de Raúl Avilés puso en situación de gol a Rubén Beninca, quien con zurdazo fuerte, bien dirigido, doblegó la resistencia de Morales y el último intento de Claudio Alcívar.

Ganó 1-0 Emelec y se adjudicó un enorme trofeo, dio la vuelta olímpica en la casa de su eterno rival, naciendo una de las leyendas más trascendentales del fútbol ecuatoriano.



Han pasado ya 25 años y se mantienen presentes las bromas de los emelecistas a los barcelonistas por el hecho de haberles arruinado la fiesta inaugural, se escucha todavía que el estadio debería llevar el nombre de Beninca, se habla del “Monumentalazo”.

Los dirigentes de Barcelona nunca lo reconocerán públicamente, aunque en la interna estén convencidos que se arrepintieron de haber invitado al Emelec, un riesgo que los ‘azules’ no quisieron correr cuando realizaron un torneo por la inauguración de las nuevas instalaciones del estadio Capwell.

Fue solo un Clásico amistoso, fue solo un trofeo, pero 25 años después es recordado constantemente como una hazaña por los ‘eléctricos’, aunque están convencidos que más que eso, se dio como el hecho que le inauguraron la casa a sus eternos rivales, los invitaron y se les quedaron con la gloria de esa celebración.



Comunidad azul



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