Secciones multimediaLleva a Emelec a todos lados, con nuestra versión para teléfonos móvilesCanciones, himnos, barras, covers... toda la música de EmelecMira los últimos videos de Emelec Especiales photo foto-remodelacion-capwell_zpsaf2c7d64.png Nuestras secciones interactivasDa a conocer tus ideas, opiniones y comentarios... Todo el fútbol de Emelec en vivo y en directoDisfruta de los partidos de Emelec en vivoEscucha los partidos de Emelec en tu estación de radio favorita

domingo, febrero 16, 2014

"¡Abajo las mallas, arriba la sensatez!"

Publicado a las 1:29:00 p. m. por webmaster

Síntesis de editorial de Otón Chávez. Publicado por El Universo.

No tengo ni la menor idea a quién se le ocurrió eliminar las mallas y las vallas en los escenarios de fútbol del país (se inició con el Atahualpa).

Si uno ve y disfruta por TV los fines de semana la Liga Premier observa sus estadios siempre repletos de mujeres y niños, es decir, la familia, notará que los estadios no tienen esas vergonzantes limitaciones entre público y canchas. Pero antes de llegar a eso hubo un proceso de mano dura con los tristemente famosos hooligans, que se destruían entre ellos y también protagonizaron por una vergüenza internacional.

Pero los ingleses son ingleses y más puede la prudencia de la que hacen gala para que desaparecieran los malos fanáticos. A ellos no solamente los llevaban detenidos por algún tiempo, sino que también se le prohibía la entrada a los estadios. Por lo menos ese es el recuerdo que tengo.

También tengo otro recuerdo que tiene que ver con las hinchadas locales. Era yo muy pequeño cuando ya era aficionado al fútbol y escuchaba en las radios y leía en los diarios noticias sobre las furibundas broncas entre las barras, especialmente de Guayas y Pichincha en los famosos y ya desaparecidos campeonatos interprovinciales de fútbol.

Aquí en Guayaquil, se jugó en el estadio Capwell lo que yo creo fue el último campeonato nacional de fútbol y casi al final del encuentro, con Tungurahua –estoy haciendo memoria–, una decisión arbitral provocó que los hinchas locales intentaran invadir la cancha.

Arrancaron de cuajo y trataron de quemar los postes de madera que separaban las mallas, cuando de repente soldados de nuestro ejército ingresaron a la cancha se acostaron en el césped en posición de disparo. Tuvimos que salir atropellándonos entre nosotros y recuerdo haber visto que una bala pegó en la muralla alta en la esquina de las calles San Martín y Pío Montúfar. Los guayacos tuvimos que correr por las todavía no pavimentadas calles hasta llegar exhaustos a Chimborazo.


Más adelante, ya en el incipiente profesionalismo, Emelec visitó al Deportivo Quito que quedaría campeón de 1968 con un cuarteto de excelentes uruguayos: en el arco Luis Aguerre, el defensa Héctor de los Santos, y los atacantes Óscar Barreto y Víctor Battaini. Emelec llegó a la capital y en el estadio me permitieron sentarme en el banco de suplentes, en lugar del DT Eduardo Spandre que estaba suspendido. Lo confieso ahora, cometí la imprudencia de llevar a mi hijo Xavier, que tenía cinco años, y lo tenía a mi lado. En una jugada que el juez pitó fuera de juego de un atacante 'chulla', salió caminando nuestro arquero Edwin Mejía, pero el delantero empujó con desgano la pelota que entró al arco. ¡Ni qué decir! La gente gritó gol, gol y gol. No aceptó la decisión arbitral y rompió las mallas, llegó al campo de juego, se ubicaron parados en el rectángulo alrededor del tizado de la cancha, pero no había quién los sacara. En aquellos tiempos se calculó la invasión de casi 3.000 hinchas.

El terror me obligó a pedir a Eduardo Ñato García, que tiraba banco en ese juego, que lleve a mi pequeño hasta el camerino. El centro delantero uruguayo Ángel Rubén Cabrera había adelantado a Emelec con un cabezazo. Pero la gente no se movía, no agredía a nadie en particular. Gritaban gol hasta que los propios jugadores quiteños les pidieron que se retirara. Gracias a Dios, hasta ahí se llegó, amén del gran susto.

Pocos años después en partido entre Liga (Q) y Emelec, en una jugada sin mayor trascendencia frente a las tribunas del Atahualpa, se golpearon Jorge Bolaños con Polo Carrera y Héctor Morales e inmediatamente los jugadores de los dos equipos se trenzaron a puñete limpio. Policías a caballo tuvieron tranquilos a los 'eléctricos' en el centro de la cancha, mientras en las tribunas le rompieron el labio a un amigo guayaco y tuvimos que salir del escenario oyendo el grito “sangre de monos”, mientras la policía se batía afuera del inmueble con los hinchas capitalinos.


En fin, no es mi ánimo recordar esas cosas, pero sí tenemos historias pasadas y recientes donde había que poner orden, gritar sin ofender a nadie –sin vallas ni mallas–, solo con buena educación. A pesar de esos recuerdos, a pesar de esas vivencias siempre es bueno tomar el camino de la sensatez y que las lecciones de acontecimientos del pasado ayuden a tomar decisiones felices. Mucho trabajo tienen por delante esos buenos deseos y hay que probar y probar hasta el cansancio.

No es necesario rememorar los sucesos últimos que las malas barras, pésimos aficionados, intentaron dañar una fiesta como es el fútbol, pero son ejemplos de lo que no debe suceder y si es necesario hay que imponer mano fuerte. Debemos parecernos a los cultos aficionados de otras partes del mundo, que pueden gritar lo que quieran en un estadio, pero sin tratar de invadir a la cancha. Hay que evitar las agresiones.

De este tema se puede hablar mucho y poner ejemplos, pero en resumidas cuentas debemos llegar a la conclusión de que somos seres inteligentes y apasionados, pero sin desear mal a nadie y disfrutar del mayor espectáculo deportivo del mundo.



Comunidad azul



Related Posts with Thumbnails
 
Live Support