lunes, octubre 21, 2013
68 años del Estadio Capwell, el hogar de la pasión y el buen fútbol
Publicado a las 7:12:00 p. m. por webmaster
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Paradójicamente el entonces estadio George Capwell, hoy estadio Banco del Pacífico, se inauguró con un partido de béisbol en aquella etapa del fútbol romántico, hace 68 años, para ser más exactos, un sábado 21 de octubre de 1945.
De allá para acá, ha tenido algunos cambios de apariencia que no sólo le dan la pinta de escenario moderno. Es por infraestructura, ubicación y pasión con la que se vive el fútbol, uno de los mejores escenarios de América para la práctica del rey de los deportes…
Y si bien nació en una etapa romántica, ese romanticismo no lo ha perdido con el pasar de los años, y más bien, los cambios de pinta le han valido para que el amor entre la hinchada y su equipo crezca como la espuma.
Pero paradójicamente en su nacimiento no hubo tal romance, porque a pedido del presidente del club, el estadounidense George Capwell, el estadio sería para jugar béisbol… Lejos estaba de pensar que en aquel escenario, el fútbol pasaría a ser el deporte que atraería la atención de todos…
Y si bien nació en una etapa romántica, ese romanticismo no lo ha perdido con el pasar de los años, y más bien, los cambios de pinta le han valido para que el amor entre la hinchada y su equipo crezca como la espuma.
Pero paradójicamente en su nacimiento no hubo tal romance, porque a pedido del presidente del club, el estadounidense George Capwell, el estadio sería para jugar béisbol… Lejos estaba de pensar que en aquel escenario, el fútbol pasaría a ser el deporte que atraería la atención de todos…
Aquella inauguración pelotera puso al frente a la novena de Oriente con la de Emelec en la que, claro está, el 'Gringo' que inició la historia azul formaba parte del equipo como receptor. Años después, ya con el fútbol como protagonista, las puertas se abrieron el 2 de diciembre del mismo año 1945, con el partido entre Emelec y una selección Manta-Bahía, el cual ganaron los 'eléctricos' por 5-4. Después vino el título local de 1946 para Emelec, y un año más tarde, el 30 de noviembre de 1947, el estadio se vistió de gala al inaugurarse el Sudamericano de Fútbol, que contó con la participación de Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Bolivia, Paraguay, Colombia y el anfitrión Ecuador.
Para entonces, la dirigencia de Emelec desembolsó 2’000.000 de sucres, cifra fabulosa para aquellos años.
Para entonces, la dirigencia de Emelec desembolsó 2’000.000 de sucres, cifra fabulosa para aquellos años.
A punto de desaparecer
Lamentablemente con el paso de los años y el descuido, las estructuras de hierro, cemento y madera se fueron desplomando. En 1978 se proyectaba vender el estadio a una firma constructora por la suma de 37’000.000, dinero con el que se pensaba financiar un colosal complejo deportivo. Dos edificios de departamentos y tiendas se levantarían en su lugar, un terreno de 19.000 metros cuadrados.
El complejo azul, en proyecto, contaba con una cancha de fútbol, seis de tenis, cuatro de baloncesto, cuatro de handball, dos de voleibol, un diamante de béisbol, una piscina olímpica, dos piscinas pequeñas, una casa club con salones para las sesiones del directorio, comedor, salones para recreación, gimnasio, baños, deportes internos, y un 10 % de áreas verdes y parqueos.
En 1982 la directiva presidida interinamente por Ernesto Falconí estuvo a punto de vender el escenario al Banco Central por 60’000.000 de sucres. La idea era construir un centro comercial donde invertirían 500’000.000. Sólo la oposición férrea de hinchas, dirigentes y periodistas impidió que esta venta se concretara.
Realizador del sueño
Fue en junio de 1989 cuando empieza a tomar forma la nueva casa azul. Nassib Neme Antón, presidente de Cluba, S.A, encarara con dinamismo y decisión la idea hacer realidad un sueño.
Lamentablemente con el paso de los años y el descuido, las estructuras de hierro, cemento y madera se fueron desplomando. En 1978 se proyectaba vender el estadio a una firma constructora por la suma de 37’000.000, dinero con el que se pensaba financiar un colosal complejo deportivo. Dos edificios de departamentos y tiendas se levantarían en su lugar, un terreno de 19.000 metros cuadrados.
El complejo azul, en proyecto, contaba con una cancha de fútbol, seis de tenis, cuatro de baloncesto, cuatro de handball, dos de voleibol, un diamante de béisbol, una piscina olímpica, dos piscinas pequeñas, una casa club con salones para las sesiones del directorio, comedor, salones para recreación, gimnasio, baños, deportes internos, y un 10 % de áreas verdes y parqueos.
En 1982 la directiva presidida interinamente por Ernesto Falconí estuvo a punto de vender el escenario al Banco Central por 60’000.000 de sucres. La idea era construir un centro comercial donde invertirían 500’000.000. Sólo la oposición férrea de hinchas, dirigentes y periodistas impidió que esta venta se concretara.
Realizador del sueño
Fue en junio de 1989 cuando empieza a tomar forma la nueva casa azul. Nassib Neme Antón, presidente de Cluba, S.A, encarara con dinamismo y decisión la idea hacer realidad un sueño.
El arquitecto Ricardo Mórtola Di Puglia, hincha acérrimo de Emelec, tenía a su haber tres proyectos para restaurar la vieja caldera. En 1989 dio rienda suelta a todo el ímpetu que le despertaba aquel sueño en el que Neme lo había embarcado gustoso.
Junto al arquitecto Luis Valero Brando, se convirtieron en los personajes de la reconstrucción que vio sus frutos definidos el 26 de mayo de 1991, día de la reinauguración a la que llegaron 28 mil aficionados, la capacidad total de la ampliación.
Junto al arquitecto Luis Valero Brando, se convirtieron en los personajes de la reconstrucción que vio sus frutos definidos el 26 de mayo de 1991, día de la reinauguración a la que llegaron 28 mil aficionados, la capacidad total de la ampliación.
Un edificio que alberga 150 suites hacia el lado de General Gómez, la construcción total del campo de juego con su respectiva iluminación, sistema de drenaje, riego y equipamiento general. La remodelación de la vieja tribuna de la calle San Martín, constituyeron algunos de los aspectos más sobresalientes de esta obra que tuvo un costo de 1.800 millones de sucres.
Emelec vive y crece desde entonces en su estadio, donde están acondicionadas además las oficinas de la Comisión de Fútbol, consultorio médico, sala de clases y concentración, presidencia, secretaría, contabilidad, sala de sesiones, sede social, juegos de salón, salas de estar, palco de prensa, camerinos de primera, restaurantes, bares. Ningún detalle ha sido descuidado en esta obra, orgullo de los ecuatorianos.
Fuente: Ecuavisa