lunes, marzo 17, 2014
Fumadores de césped: Checa alucina en pleno partido
Publicado a las 3:03:00 p. m. por webmaster
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Es bien sabido por todos los que conocen algo del fútbol ecuatoriano que barcelona (la copia) se parece mucho al sistema penitenciario nacional. No solo por estar lleno de maricones, sino también por ser una escuela de delitos, vicios y anormalidades: quienes llegan ya siendo mañosos empeoran en la práctica de sus mañas (como el choro Antonio Barijho -alias 'Chipi'-, el alcohólico Mario Lastra -alias 'Lupo'-, el homosexual Ricardo Noir -alias 'petero'-, o el narcotraficante Wagner Rivera), y quienes llegan siendo "inocentes" aprenden a comportarse como verdaderos antisociales (como el violador Juan Carlos Paredes -alias 'Hormiga'-, y los asesinos Álex Bolaños y Freddy Olivo).
Todo parece indicar que al segundo grupo pertenece Luis Checa, un jugador que, al menos hasta el año pasado, parecía ser un tipo serio, aunque sin mucha habilidad futbolística. Sin embargo, parece que la seriedad se le terminó en cuanto pasó a formar parte de la prontuariada plantilla de barcecopia.
Al parecer, mientras recorría las instalaciones del estadio y la concentración de su nuevo equipo, Checa encontró accidentalmente el escondite en donde Michael Arroyo, drogadicto compulsivo, escondía su... eeehhh... "orégano"... "yerba medicinal"... "césped mágico"... llámenlo como quieran. Pero Checa lo encontró. Y ya que al pobre veterano lo aquejaban la frustración y la vergüenza de haber pertenecido durante tantos años a un equipo de a verga (Deportivo Quito) para ahora ir a caer a un equipo aún más de a verga (obvio que me refiero a barcecopia), decidió dar una probadita.
Y los efectos no se hicieron esperar: en el último partido ante Deportivo Cuenca, Checa empezó a tener fuertes alucinaciones, en las que veía gente en donde no había nadie, escuchaba gritos cuando lo único que había era silencio y profería frases irreales y sin sentido, como esta:
Todo parece indicar que al segundo grupo pertenece Luis Checa, un jugador que, al menos hasta el año pasado, parecía ser un tipo serio, aunque sin mucha habilidad futbolística. Sin embargo, parece que la seriedad se le terminó en cuanto pasó a formar parte de la prontuariada plantilla de barcecopia.
Al parecer, mientras recorría las instalaciones del estadio y la concentración de su nuevo equipo, Checa encontró accidentalmente el escondite en donde Michael Arroyo, drogadicto compulsivo, escondía su... eeehhh... "orégano"... "yerba medicinal"... "césped mágico"... llámenlo como quieran. Pero Checa lo encontró. Y ya que al pobre veterano lo aquejaban la frustración y la vergüenza de haber pertenecido durante tantos años a un equipo de a verga (Deportivo Quito) para ahora ir a caer a un equipo aún más de a verga (obvio que me refiero a barcecopia), decidió dar una probadita.
Y los efectos no se hicieron esperar: en el último partido ante Deportivo Cuenca, Checa empezó a tener fuertes alucinaciones, en las que veía gente en donde no había nadie, escuchaba gritos cuando lo único que había era silencio y profería frases irreales y sin sentido, como esta:
¿Ridículo, no? En medio de su delirio, el pobre 'viejo Lucho' Checa se imaginó rodeado de hinchas, sin darse cuenta de que a su alrededor no había más que cemento, 100 hinchas puteando y unos pocos policías bostezando, como siempre. La foto anterior y la siguiente son claras muestras de que la dosis ingerida por el defensa fue demasiado fuerte:
Lamentablemente, la pésima calidad de hinchas que tiene barcecopia obliga a que los jugadores busquen consuelo en este tipo de "ayudas", para tratar de disimular la sensación de tristeza y abandono que tienen en cuanto pisan la cancha de su propio estadio. A menos que jueguen contra Emelec o estén a punto de ganar el campeonato.
Esa es solo una teoría para tratar de explicar los desvaríos de Checa. Otra opción es que el estadio sí haya estado repleto de hinchas de barcecopia. Solo que, en lugar de su repugnante camiseta amarilla, todos hayan estado vistiendo este nuevo y revolucionario modelo de camiseta "color estadio".
Esa es solo una teoría para tratar de explicar los desvaríos de Checa. Otra opción es que el estadio sí haya estado repleto de hinchas de barcecopia. Solo que, en lugar de su repugnante camiseta amarilla, todos hayan estado vistiendo este nuevo y revolucionario modelo de camiseta "color estadio".
Puede ser. Con barcecopia y su gente nunca se sabe.