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martes, agosto 18, 2015

"El gol imposible de un genio: Jorge Bolaños a Paraguay"

Publicado a las 4:29:00 p. m. por webmaster

Editorial de Ricardo Vasconcellos. Publicado por El Universo.

Los que vimos a Jorge Bolaños Carrasco, desde que apareció en 1959, coincidimos con Alberto Spencer: fue lo mejor en las 20 temporadas en que vistió de corto. Fue un coloso y los que disfrutamos de su fútbol precioso y valiente nunca lo podremos olvidar.



Hace un poco más de medio siglo fue autor de uno de los goles más espectaculares, únicos, que se hayan producido en nuestras canchas. Paraguay se preparaba para las eliminatorias al Mundial de Inglaterra 1966 y arribó a Guayaquil en marzo de 1965, al mando de Manuel Fleitas Solich, un entrenador de fama universal. El 21 de marzo de ese año debutó ante Barcelona al que goleó 5- 0. De ese encuentro el Diario EL UNIVERSO reseñó: “Anoche hubo un solo equipo en la cancha, la selección de Paraguay, que dio una excelente demostración de lo que en verdad es fútbol moderno, sencillo, veloz y positivo”.

Cuarenta y ocho horas después de jugar con los 'canarios', el combinado albirrojo se presentó en Quito y empató con la selección de Pichincha a 1. Enseguida se anunció a los 'guaraníes' para un encuentro con Emelec, campeón provincial de 1964.

El equipo 'eléctrico' contaba en aquellos tiempos un elenco potente y elegante con el paraguayo Ramón Maggereger, Manuel Ordeñana, Felipe Landázuri, Cruz Alberto Ávila, el joven Felipe Mina, el argentino Henry Magri, Carlos Pineda, Jaime Delgado Mena, Bolívar Merizalde, Enrique Raymondi, Bolaños, Juan Moscol y Galo Pulido, entre los más destacados. El 19 de marzo se anunció la llegada de dos contrataciones paraguayas para los 'millonarios': Lucio Calonga y Avelino Guillén. La dirección técnica estaba a cargo de un auténtico maestro: Fernando Paternoster.



Ante 12.360 personas Emelec apareció en la cancha del estadio Modelo con Maggereger (Ordeñana); Landázuri, Cruz Ávila, Calonga, Mina; Pineda (Magri) y Bolaños; Delgado Mena (Pulido), Raymondi (Guillén), Merizalde y Moscol.

El cuadro de Paraguay formó con Félix Orrego (Eduardo Galarza); Juan Bordón, Ricardo González, Idalino Monges, Aníbal Pérez (Salvador Breglia); Aníbal Reyes (Luis Herrera), Ricardo Tabarelli; Juan Carlos Rojas, Ramón Riquelme (Marcos Candia), Benjamín Cáceres y Juan Pelayo Ayala.

El primer tiempo fue un deleite para el público con acciones vistosas y sucesivas situaciones de gol, aunque Emelec fue el once dominante. Bolívar Merizalde era un problema sin solución para la retaguardia visitante. Sobre los 45 minutos Bolaños puso un pase en profundidad para el Filtrador. El pique del delantero fue electrizante. Llegó primero al balón y lo colocó por sobre la salida de Orrego, consiguiendo la brillante apertura del marcador.

Para el complemento Maggereger, que había salido por lesión, volvió a su puesto mientras su medio hermano, Galarza, sustituyó a Orrego en Paraguay. A los 30 minutos se produjo el empate. Una magnífica jugada de Ayala le permitió superar a Landázuri y enviar centro que Ramírez conectó para anotar la igualdad. Emelec sintió la estocada y el ingreso del potente ariete Avelino Guillén contribuyó a tonificar la ofensiva local.

A los 38 minutos se produjo la jugada con que Jorge Bolaños inscribió su nombre en el libro de los goles inolvidables. Fue una acción contra la lógica, la jugada imposible. Con el talento y la espectacularidad que fueron ingredientes de su fútbol magistral e irrepetible, Bolaños eludió a un defensor por el lado derecho de la zona paraguaya. Se lanzó entonces a velocidad, con el balón atado a sus botines, gambeteó a otro defensor y llegó a la raya de fondo. Por la línea de cal dejó en el piso a otro adversario y miró hacia el arco donde se hallaba parado, listo para bloquear el tiro, el arquero Galarza, quien vislumbraba, como era lógico, el centro retrasado. Vino entonces la inspiración genial. El 'Pibe' se decidió por un envío con efecto por sobre Galarza y este empezó a retroceder desesperado, mientras el balón pasaba cerca de sus manos y describía una curva, para ir colándose suavemente por el ángulo formado por el travesaño y el segundo palo, en el arco que da hacia el Cuartel Modelo.



El legendario 'Pibe' Bolaños, símbolo de un balompié lleno de picardía, talento y alegría, como no hemos vuelto a ver en nuestras canchas, se quedó inmóvil, viendo el desplazamiento del esférico. Habíamos sido testigos de un tanto histórico. “Fue un gol más para verlo que para narrarlo”, sentenció El Mayor Diario Nacional el 1 de abril, al comentar el partido.

En la columna “Tres momentos”, publicada en EL UNIVERSO, el 2 de abril de 1965, el periodista guayaquileño Ricardo Chacón García describió así la jugada: “La placa de Arévalo ha dejado registrada para la historia de nuestro fútbol la conquista lograda por Jorge Bolaños con la cual se destruyó el mito de la invencibilidad que le habíamos tejido al conjunto 'guaraní'. Fue una conquista plena de emoción y reflejos. Los hombres de la radio le pusieron azul de metileno a sus gargantas para cantar la victoria. El grito fue profundo y conmovió a los más lejanos rincones de nuestro Guayaquil deportivo. El suburbio se olvidó de otros colores y se vistió de azul”.

La lluvia paró por unas horas para no humedecer, menos empapar el final de la batalla. El suspenso del minuto 30 trajo silencio al estadio como el que precede a las grandes y explosivas manifestaciones a la hora de la estocada final del miura. Bolaños se adornaba en un terreno chiquito, en esa que parecía su pequeña hacienda, en donde dominaba rivales con la maestría de su fútbol. De repente salió la pelota impulsada por la izquierda del número 8 y allá, en el rincón opuesto al que estaba Galarza, como de emboquillada, lenta, pero seguramente, entraba la estocada final, el puntillazo que le ponía galería de escándalo al espectáculo. La gente, movida por el impulso y el impacto, saltó de sus asientos. Mientras, rápidamente, quizás vestido del color de moda, Jacinto Carrión, marcaba la cifra histórica: Emelec 2, selección de Paraguay 1”.



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